Lunes 30 de Septiembre
Mucho misterio.
Al despertar en la mañana y dirigirme al baño noté que miss pee había
desaparecido. Pensé por un instante que Ian o alguien del personal de limpieza
se deshizo de ella. Tal vez era mejor así y dejarla partir sin despedirme y
llevarla por siempre en mi corazón. Pero, luego de tomar una ducha y salir
envuelta en toallas para vestirme, la sorpresa fue enorme. Miss Pee, sentada en
mi cama, limpia, impecable, hermosa, perfecta, como si nada.
Me emocioné por completo, tomé a Miss Pee y la abracé con todas mis
fuerzas.
Noté que Chase estaba en la puerta, me avergoncé un poco por mi
apariencia.
-Te dije que estaría como nueva- dijo
-Es increíble. ¿Tú lo hiciste?-
-¿Yo?- rio muy fuerte-. Jamás haría algo así ni que fueras importante
para mí-
Le saqué la lengua, estaba demasiado emocionada ahora como para dejar que
Chase me contagie su actitud.
Chase se retiró y procedí a vestirme con una gran sonrisa en la cara.
/*/*/* Luego del desayuno /*/**/
-Ian espera- dije mientras intentaba detenerlo tomándolo del hombro
Giró en mi dirección.
-¿Qué pasó Meg?-
-Gracias por arreglar mi muñeca, en serio. Te lo agradezco mucho-
-¿Muñeca?-
-Si, mi coneja, Miss Pee?-
-¿Miss qué?-
-No digas que no la conoces tú la lavaste, la reparaste-
-No, lamento decepcionarte Meg, yo no hice nada. Pero vi a alguien anoche
en la lavandería. Es más, creo que estuvo ahí hasta tarde-
-¿Quién?-
-Chase. Nos vemos Meg, tengo que terminar de ordenar unas cosas. Que
tengas suerte en tu día de tenis-
Se retiró.
Me quedé sin palabras. Chase lo negó ¿Por qué lo haría? ¿En verdad se
sentía tan culpable?
-Meg, tenemos que irnos ahora. No pienso llegar tarde por tu culpa-
Luego de ello no podría volver a verlo con los mismos ojos.
-Está bien, ya voy- dije sonando sorprendentemente calmada
Al parecer le sorprendió que no reclamara, se quedó mirándome muy
confundido.
-¿Estás bien?- preguntó incrédulo
-Sí ¿Por qué no debería estarlo?-
-Nada, olvídalo-
De regreso en mi habitación, encontré una mochila con raquetas, pelotas y
uno de esos típicos trajes femeninos para jugar tenis. Junto a todo esto una
nota que decía:
“espero te diviertas y aprendas mucho” Louise Marshall.
Madame, cuanta molestia se está dando en convertirme en una copia de su
hijito. Estas cosas deben ser muy caras. Me siento indigna de usarlas, las
llevaré conmigo por si acaso, pero intentaré no usarlas.
A veces pienso que todo lo que madame me brinda terminará en una larga e
interminable cuenta que me entregarán el día en el que me vaya de aquí y lo
peor es que no tendré cómo pagarla y tal vez termine como Ian, o peor aún,
siendo la criada de Chase otra vez. ¡NO NO NO NO NO eso jamás!
NOTA IMPORTANTE: debo pensar en buscar un trabajo, ahorrar dinero para
pagar todos los gastos de madame y poder irme de esta casa sin deudas.
*/*/*/*/*Luego… casi al atardecer.
*/*/*
Bien, hoy no he podido escribir mucho, así que detallaré todo lo que pasó
a continuación:
Al salir de casa Chase me esperaba en la entrada apoltronado en un lujoso
vehículo, al parecer un Porsche Turbo Cabriolet de color negro. Al menos se
veía elegante y no tendría la molestia de andar con un chofer. Se colocó unos
lentes oscuros.
-¡Apresúrate nena! - dijo mientras
tanteaba el asiento del copiloto invitándome a subir.
¡Oh, no! ahí va de nuevo.
Sin ánimos subí al auto, apenas cerré la puerta Chase partió a toda
marcha. Sentía mis mejillas bambolear con el viento. (Exagero) Pero en serio,
él no quitaba el pie del acelerador. Ni si quiera noté el momento en el que
dejamos la mansión, ni el camino hacia ella, ni nada.
Frenó en seco al ver otro vehículo acercándose en una intersección.
-¿Chase, podrías ir más lento?- Pregunté con voz temerosa
Se dio cuenta del pánico creciente en mí.
-Está bien, abuelita- dijo algo molesto.
Afortunadamente lo hizo y comenzó a conducir como la gente normal.
-¿Por qué no te pusiste el
uniforme?- preguntó
-No haré nada más que observar, no soy buena en los deportes-
-Le diré a
mi madre-
-Me debes
muchas Chase, no te conviene-
-Maldición,
es cierto-
-Gracias-
-¿Por qué?
-Simplemente
gracias, tú debes saber por qué-
Creo que
se sonrojó. Decidí ver hacia otro lado.
Resulta
que la casa de madame está bastante alejada de la ciudad. Luego de un largo
trayecto en el que apenas cruzamos palabras. Llegamos al club deportivo.
¡Vaya
lugar! Deseaba a gritos salir de
ahí. Ya puedes imaginarte, niños ricos
por todas partes diciendo tontería y media, presumiendo sus ropas, sus autos de
lujo, sus joyas, etc, etc, ¡Cuánta vanidad!
-Todos se
te parecen Chase- le dije mientras bajaba del auto
-No me
conoces Meg- respondió plantándome una
mirada poco amigable
-¿Por qué
siempre repites frases que yo ya dije antes?-
-Por que
curiosamente funcionan conmigo también- respondió con una sonrisa de lado.
Entrar al club caminando junto a Chase Marshall fue
completamente incómodo. Supongo que ya lo imaginas, todos nos veían y lo más
seguro es que se preguntaran quien soy.
La mayoría
se acercaba a él tratando de establecer contacto. Chase sólo les respondía el
saludo y continuaba caminando. Me pregunto ¿por qué es tan hostil con los
demás?
Luego de
seguirlo por varios metros, llegamos a la cancha de tenis donde su entrenador
personal ya lo esperaba. El hombre me saludó y se mostró amable a diferencia de
la clase de gente arrogante que andaba por el lugar. En fin eso es bueno, pero
como es de esperarse, andar con Chase cerca hace que las cosas se compliquen a
la velocidad de la luz.
Tomé
asiento sobre una banca cercana a la cancha. Para ser sinceros en ese momento
no quería alejarme de Chase ya que era el único niño bobo del lugar al que
conocía. Muy mala decisión. ¿Quién hubiera imaginado que Chase es tan, pero
tan, torpe? Yo no. En el primer lanzamiento que le tocó hacer vi la pelota dar
un giro total en mi dirección, seguido de un golpe mortal en la mi cabeza.
Mentira,
no fue mortal pero si dolió muchísimo.
Al cabo de
un buen rato desperté en la enfermería del lugar con la carota de Chase sobre mí.
-Meg ¿estás
bien?
-¿A ti qué
te parece idiota?
-estás
perfecta- dijo con su estúpida sonrisa coqueta
Me levanté
de la camilla.
-¿ya puedo
llevármela? .-le preguntó Chase al doctor, como si yo fuera un paquete o una
encomienda.
El tonto
de Chase se comportó relativamente caballeroso conmigo, me acompaño hasta su
auto, subí y él cerró la puerta a mis espaldas. Enseguida se dirigió a comprar
una bolsa de hielo para ponerme en el lugar adolorido.
-¿por qué
lo haces?- pregunté
Ni volteó
a verme.
-En serio
te importa lo que me pase?-continué
-¿cómo
crees Meg! Hay cosas más importantes en mi vida que tu
-Ya veo.
El sentimiento es mutuo
Se quedó muy
serio. En el camino de regreso a la mansión noté que Chase desviaba el rumbo.
-A dónde
vamos?- pregunté un poco confundida
-tu sólo
quédate quieta
Sabes,
empiezo a creer que Chase es tan frío como la bolsa de hielo que sostenía
contra mi cabeza.
Luego de
unos minutos llegamos a un lugar muy pacífico al lado de la carretera desde el
cual se veía un increíble atardecer. El cielo naranja, los árboles parecían de
fuego, todo se veía muy cálido y tranquilo desde ahí.
-¿Por qué
me trajiste aquí?- pregunté
Chase tomó
asiento sobre el pasto, me senté a su altura mas no a su lado.
-Me gusta
venir aquí a despejar mi mente- dijo
-Pero ¿Qué
preocupaciones puedes tener tú Chase? Tienes una vida perfecta, dinero,
diversión. ¿Qué puede incomodarte?-
-Una vez
más, no me conoces Meg. Sólo ves todo lo que está a tu alcance-
-Es todo
lo que dejas ver – reclamé sin mirarlo a los ojos
-Sabes, tú
tampoco tienes de qué preocuparte. Te envidio- dijo él
-Falso.
Tengo mil problemas
-¿Cómo
cuáles?
-Primero
estás tú, tan molesto e insoportable. Segundo tu madre y sus castigos. No sé
cómo podré pagarle todo lo que está haciendo por mí. Me pregunto ¿Cuándo
acabará todo esto?
-Meg, en
serio. ¿Tanto te importa todo esto?
-Si
-Por mi
madre debes dejar de preocuparte, se le
pasará. El dinero para ella crece en los árboles, así que olvida ese tema.
-¿Y por
ti?
-De mí no
vas a librarte- dijo y sonrió con malicia
-¡Maldición!
Chase se
deshizo de la bolsa de hielo que se había convertido ya en bolsa de agua.
Resultó que compró algunos bocadillos, los comimos lentamente viendo el
atardecer.
Cuando la
noche se asomaba volvimos al auto.
-Chase
-Dime
-¿Entonces
qué es lo que te preocupa? No lo has dicho
-Lo sabrás
en su momento. Por ahora no interesa-
Muy bien,
no seguiría presionándolo. No es que me
interesara demasiado, pero consideraba injusto haberle confesado mis
preocupaciones y que él no lo hiciera. En fin.
El resto
de la noche ha pasado en calma. Exceptuando el hecho de que estoy en cama bajo
la intensa vigilancia de Ian. A
intentado quitarme el diario y obligarme a descansar pero me he defendido con
todos los recursos a mi alcance. (patadas, mordidas y empujones). Terminó por
rendirse. Decidí conversar un poco con él.
-Tal
parece que estar cerca de Chase te hace daño
-No te
equivocas. Cada vez que estoy cerca de él algo malo pasa
-Son sólo
casualidades. Créeme. Cierto, Madame envió esto para ti
-¿Qué es?
Ian trajo
a mi habitación un montón de cajas.
-Una
laptop, un celular, un reproductor de música, maquillaje, ropa- dijo
mostrándome las cajas una por una. ¡Perfecto! Lo que me faltaba, aumentar más
ceros a la deuda.
-¿Por qué
madame gasta tanto dinero en mí?
-No lo sé.
Pregúntaselo.
Ian se
fue, se llevó las bandejas de la cena. Ando ahora revisando cada una de las
cosas que me regaló madame. Se ven interesantes y muy costosas. En un rato iré
a agradecerle.
/*/*/*/* Un poco después /*/*/*
Chase ha
venido a ver cómo sigo.
-¿Todo
bien?- preguntó
-Parece,
excepto por todos estos regalos
-¿No te
gustan?
-No, son
demasiado costosos para mi gusto
- ¡Sí que
detestas esta vida!
-Tal
parece que tendré que acostumbrarme a la fuerza
-Lamento
lo de la pelota
-Está
bien, supongo que está en tus genes ser tan torpe. No hay nada que hacerle.
Sonrió a
medias y se fue.
Espero
poder dormir y que mañana la cabeza deje de dolerme. A sido un día muy agitado.
Espero obtener un poco de calma.
Es que ahh~ qué mejor que un golpe en la cabeza para demostrarle al otro cuánto te importa? No sé si Chase tiene aire en la cabeza o tiene miedo de mostrarle cómo es en realidad a Meg.
ResponderBorrarAcotación: También me sentiría muy extraña con tantos regalos, los dejaría en un rincón seguro y los miraría de lejos debatiéndome entre usarlos o no.
Gracias Mayte por otro interesante y gracioso cap n_n
^○^ no hay de que! ja ja si Ese Chase y sus extrañas formas de mostrar amor :3
Borrar:) es muy interesante
ResponderBorrarLo del tenis sin duda me trajo recuerdos de Marmalade Boy. Como siempre, otro capítulo atrapante, espero con ansias que el lado romátinco de Chase empiece a aflorar. Un abrazo.
ResponderBorrar