Sábado 23 de Noviembre
/*/*/*Por la mañana/*/*/*
Todos nos alistamos para ir
al funeral de Madame. Ian, Dorothy y el resto del personal se alistaron y subieron a una camioneta para ir en grupo.
Chase se ofreció a llevarme en su auto, acepté.
El camino hacia el
cementerio fue extraño. Había una atmósfera extraña en el aire y era de
esperarse. Chase tenía puestas gafas oscuras, seguro traía los ojos rojos de
tanto llorar anoche. Me puse el único
vestido negro que encontré entre mis cosas, el mismo que usé en el funeral de
mis padres, me trajo recuerdos innecesarios, pero por el bien de Chase tenía
que ser fuerte a pesar de todo.
Los servicios se llevaron a
cabo normalmente. Había muchas personas del mundo del espectáculo entre
actores, presentadores de televisión, músicos y demás personas que conocieron a
Madame o fueron fans suyos, al menos la ceremonia estuvo bastante concurrida.
Dejé a Chase despedirse de su madre por última vez. Aunque el ataúd estaba
cerrado dejé también mis oraciones y mis más sinceras peticiones por Madame,
estaba muy agradecida con ella y a la vez dolida por su repentina partida.
Al alejarme de Chase para
darle su espacio me encontré entre la gente con Miranda.
—Meg, por favor quiero
disculparme por los inconvenientes que causé…
Es tan amable que me resulta
imposible ser molesta con ella.
—No, Miranda quien debe
disculparse soy yo. Mira no vine aquí a incomodar te prometo que me iré cuando
Chase esté mejor.
—¡No! No puedes irte!
—Lo siento, estamos en un
funeral. No quiero discutir más sobre esto.
Me retiré dejándola con las
palabras en la punta de la lengua. Y era cierto, todo lo que le dije lo decidí
anoche. Chase me necesita ahora, tan pronto todo vuelva a la normalidad podré dejar
la mansión, él se casará con Miranda y
todo saldrá como lo planeó Madame. Aunque me duela.
Más allá encontré a los
Miller. Thomas me recibió con un gran abrazo.
—Recuerda, sé fuerte.— susurró
a mi oído.
La ceremonia terminó y
madame fue enterrada junto a su esposo Víctor Marshall. Chase me tomó de la
mano cuando toda la gente se empezó a retirar. Quedaron algunos curiosos a lo
lejos y unos cuantos paparazzis.
—Está bien Chase, volveremos
a la mansión cuando te sientas listo.
Asintió.
No podía imaginar en lo que
pensaba en ese instante, cada persona
tiene su manera de manejar el dolor y ahora Chase tenía una prueba bastante
dura que superar. Con serte estaría a su lado el tiempo necesario para
ayudarlo. Aunque al final tenga que dejarlo ir con alguien más.
Al cabo de unos quince
minutos cuando ya el lugar estaba desierto Chase decidió que era momento de
retirarnos. Dejó un enorme ramo de flores en la tumba de sus padres y caminó
junto a mí hasta su auto.
La casa se sentía sola y más
grande de lo normal, cualquier sonido hacía eco en las paredes.
Chase se encerró en el
estudio según el para manejar las cuentas y los pendientes referidos al dinero
de madame. El teléfono de la mansión no paró de sonar durante el día.
Llamé a la puerta del
estudio pero esta estaba abierta así que entré y encontré a Chase con la cara
enterrada entre ambas manos.
—¿Qué pasa?
—Tenemos serios problemas.
—¿Qué?
—Mi madre tenía muchas
deudas con diversos bancos, las están cobrando ahora. ¡Meg nos quedamos sin
dinero!
Mis ojos se abrieron por
completo.
—No puede ser, siempre creí
que…
—Sí y yo también pensé que
esto nunca sucedería pero pasó. No nos alcanza para pagar a Dorothy y al resto
del personal. Creo que a duras penas nos alcanza para comer.
—Calma, tiene que haber una
solución.
/*/*/*/*Por la noche/*/*/*
Convocamos a una reunión con
todo el personal de la casa, choferes, jardineros, encargados de la vigilancia,
todos. Chase les comunicó las malas nuevas y todos quedaron tan sorprendidos
como yo cuando lo escuché.
Ian se tumbó a un sofá
confundido. Dorothy empezó a llorar desconsoladamente. Un caos total. La
mayoría del personal renunció en ese instante. Los únicos en quedarnos en la
sala fuimos los cuatro, igual que siempre solo que esta podría ser la última
vez.
—Querido Chase, sabes que te
adoro. Te he cuidado desde niño y me es muy difícil dejarte, pero ahora más que
nunca necesito dinero para las colegiaturas de mis dos hijos. Espero puedas
entenderlo.—dijo Dorothy entre lágrimas.
—¡Sabes que no tengo a donde
ir y todo el dinero lo he gastado, no he ahorrado nada! Necesito un trabajo
pronto!— agregó Ian.
La situación era cada vez
más pesada y Chase sólo nos miraba a todos en silencio. Tenía miedo de lo que
pasara cuando Chase hable.
Pronto Dorothy e Ian empezaron
a empacar sus cosas para dejar la mansión mañana temprano.
Chase se retiró a su
habitación y lo alcancé ahí.
—¿Qué pasa Meg? ¿También
vienes a decirme que te vas?
—No. Vengo a decirte que me
quedo. Pase lo que pase me quedaré contigo.
Sonrió un poco y me abrazó
con firmeza.
—¡Me alegra tanto que te
quedes Meg.! Pero… ¡espera! ¡Tenemos un serio problema! ¡Servicios sociales
vendrá por ti!
—No. Porque hoy es mi
cumpleaños. Ya tengo 18.
—¡Qué! ¿Por qué no lo dijiste
antes?
—No es el mejor día para
celebrar.
Me abrazó aún más fuerte y
sentí más grande el dolor en mi interior al imaginar que un día de estos
tendría que abandonarlo, dejar la calidez de sus brazos para siempre.
/*/*/*/*Mas tarde/*/*/*
Recibí una llamada al móvil.
Eran Andy y Thomas. Me saludaron por mi cumpleaños, al parecer ambos se habían
enterado en la nómina de la escuela.
—Parece que tendrás que
venir por tus cosas. — dijo Thomas entristecido.
—Sí, perdona las molestias
mañana pasaré a recogerlas.
Se ofreció a recogerme
temprano ya que le comenté de la actual situación económica pensó que lo mejor
sería pasar por mí, no pude negarme.
Más tarde y sin decirle nada
a Chase llamé a Stella para que averiguara sobre el puesto en la panadería, por
ahora es el único trabajo que puedo conseguir pero más adelante buscaré
otro más. Haré lo que sea necesario para
que sigamos adelante, lo hice una vez, puedo hacerlo de nuevo.
Antes de dormir mi cabeza se
llenó de recuerdos de los últimos meses, todo lo que he vivido, no quería
recordarlo justo en momentos como este. Ah, sólo a mi pueden pasarme este tipo
de cumpleaños.