Jueves 31 de Octubre:
Lo
sé, no te enojes. Me he saltado varios días sin escribir pero es que en verdad
no he tenido ánimos para nada. Sin Mr. Toffee en la mansión las cosas han
vuelto a ser aburridas, decidí usar algunas de las cosas caras que madame me
regaló hace un tiempo y me encariñé mucho con el reproductor de mp3. Bueno ese
no es el caso.
¿Qué
estuve haciendo en los últimos días? No mucho, la verdad. Acompañé a Chase al
club deportivo, estaba tan desganada que hasta el entrenador se rindió conmigo
y me mandó a descansar. Me quedé tumbada en el pasto mirando al cielo y las
nubes curiosamente tenían forma de cachorritos.
Acompañé
a Chase de compras, no fue lo más
aburrido del mundo pero tampoco lo mejor. El bobo sí que es rápido para
decidirse sobre qué comprar. Quiso que me probara ciertas cosas un par de veces
pero me negué. Por su cuenta me compró unas ropas contra mi voluntad.
Y
así la semana ha pasado en calma y aburrimiento total hasta hoy.
Salí
de mi habitación y me quedé paralizada. Creo que entré a otra dimensión, la
casa desde la sala hasta la puerta de la entrada estaban decoradas con motivos
de Halloween, arañas, murciélagos, calaveras, fantasmas, etc. ¿Qué está pasando
aquí?
Ian
estaba en lo alto de una escalera dándole los últimos toques a unos adornos de
calaveras piratas.
—Ian.
¿Qué pasa aquí?
—Madame
está de viaje y no vuelve hasta dentro de un par de semanas, ¡La casa es nuestra!
—Déjame
adivinar, ¿otra de las fiestitas de Chase?
—Esta
vez no es una fiesta cualquiera— Respondió el aludido desde mis espaldas
mientras me tomaba por los hombros llevándome la balcón del segundo piso. —Es
una fiesta de Halloween en honor a ti.
Me
deshice de sus manos.
—No
seré parte de esta tontería y no esperen que les ayude a limpiar.
—Ese
no será problema, me encargaré de ello— respondió Dorothy desde debajo de la
escalera.
¡Vaya!
¡Todos están confabulados en esto!
—Vamos
Meg, Las últimas semanas has sido un zombi por completo. Esta fiesta nos
devolverá los ánimos a todos. —me dijo Chase.
—Claro
sobre todo a ti si es que consigues una nueva chica a quien llevar a tu
habitación.
Pareció
realmente ofendido. Miró a otra parte y se alejó dándome la espalda. Una punzada atacó mi corazón, un sentimiento como de “no debí decir eso”
pero mi mente me abofeteaba imaginariamente para que no me dejara llevar.
—La
fiesta empieza a las 8, sólo encárgate de estar lista.
*/*/*/*/*/*Por la noche*/*/*/
La
idea no me gusta, pero no me queda de otra. Tal parece que todos quieren
divertirse y yo no quiero ser una aguafiestas. Les seguiré la corriente
mientras pueda y luego regresaré a mi habitación a intentar dormir.
Chase
ingresó trayendo consigo una de esas fundas especiales para transportar trajes.
Deslizó el cierre y me mostró el disfraz que el mismo había escogido para mí.
Oh no.
Un
top a rayas rojiblanco, bermudas de
color verdoso, una pañoleta roja, aretes de aros gigantes…
Disfraz
de… ¿PIRATA?
Chase,
quiero matarte con mis propias manos.
—Te
espero afuera, apresúrate.
Salió
de mi habitación.
Me
vestí con desgano, el trajecito no era de mi gusto pero al menos era de mi
talla y pude combinarlo con unos zapatos bajos con los cuales me mantendría en
pie toda la noche.
Al
salir de la habitación me encontré a Chase vestido de vampiro, con una larga
capa aterciopelada, una camisa de esas que traen bobos en el pecho,
pantaloncillos oscuros, maquillaje pálido (obra de Dorothy, lo aseguro) pero lo que más me gustó fue el par de
colmillos casi reales que se asomaban en su sonrisa.
—¿Quién eres? ¿Edward Cullen? — pregunté.
—Lo
mismo pregunto, Jack Sparrow.
Apreté
los labios para detener la ola de insultos que quería salir de mi boca. Respiré
y lo dejé ir a mi interior.
Chase
me tomó del brazo al bajar las escaleras asegurando que era su invitada de
honor. La sala ya estaba llena de personas bailando al ritmo de la música en
medio de las luces y el hielo seco que simulaba la más densa de las neblinas. Las
chicas me miraban con odio, se notaba a leguas, quería salir corriendo pero
traté de calmarme. Todas ellas llevaban vestidos diminutos y yo una vez más era
diferente al resto. No está mal, pero me hace sentir un poco fuera de lugar.
¿Tú sabes por qué Chase escogió este disfraz para mí? Si lo sabes dímelo,
porque no se me ocurre nada más que: “Meg haciendo el ridículo= diversión total”.
La
fiesta estaba en su apogeo, el Dj colocaba las canciones de “moda” y la gente
disfrutaba del evento. Hasta Dorothy; con un disfraz de bruja; bailaba cerca de
la gran cacerola de ponche. Ian con traje de Peter Pan bailaba en medio de las
chicas, y lo hacía muy bien. Yo observaba todo desde una esquina sosteniendo un
vaso con ponche en una mano.
—Nos
encontramos de nuevo, Meg.
Esa
voz sólo significa problemas.
—Zigmund.
—Por
favor estamos en confianza, dime sólo Zig, o para ti Ziggy.
Hice
una mueca de asco.
—¿Quién
te invitó?
—Nadie,
Zigmund Kydd no necesita invitación.
Rodé
los ojos.
—Sí, claro.
—¿Te han dicho que el traje de
pirata te sienta muy bien?
—Por lo visto nadie te ha dicho que
esa falda escocesa te queda fatal.
—Pero no has visto lo que hay
debajo— me guiñó un ojo.
Sin dudarlo le tiré el ponche
encima y me alejé de él tan pronto como pude cruzando por en medio de la pista
de baile.
Alguien me tomó del brazo.
—¿Piensas huir sin antes bailar una
pieza conmigo?
Chase, al menos él podría alejar a
Zigmund.
—Soy terrible bailando.
—Sólo sígueme—repuso con una
sonrisa y tras hacerle un gesto con la mano al Dj este cambió la música por una
completamente lenta.
Chase me llevó hacia su pecho y
empezó a menearse lentamente.
—Sabes, que dijera que no sé bailar
no significa que tengas que abrazarme y moverme a tu antojo.
Chase sólo sonrió ampliamente
ignorando mi comentario. Continuamos “bailando” muy juntos, tanto que sentía su
respiración sobre mi cabello y el latir de su corazón bajo la palma de mi mano,
estaba acelerado, intuí que era por los bailes anteriores y le resté
importancia.
Noté que otra vez el grupo de chicas
me miraba con odio desde atrás de él, hundí mi rostro en su pecho para
ocultarme. Terminada la canción, me tomó de la mano y me sacó de la fiesta
llevándome al área de la piscina que estaba desierta.
Tomamos asiento sobre el pasto, el
miraba las estrellas sonriendo.
—Sabes Meg, algunas veces me
preguntaba ¿Cuál es el sentido de vivir? ¿Qué razón tiene permanecer en un
mundo tan gris como este? Y hace un tiempo encontré la respuesta.
Envolví mis piernas con mis brazos
para mantener el calor mientras le escuchaba atentamente.
—Desde que llegaste a esta casa las
cosas han cambiado mucho, y no digo que haya sido malo. Todo lo contrario,
descubrí que hay cosas que no se pueden
comprar, como tu cariño. Sé que me odias y lo merezco. Me he portado terrible
contigo. Destrocé tu muñeca, te obligué a ser mi esclava, te golpeé con una
bola de tenis ¿cuántas cosas no?
—Por suerte últimamente me has dado
un descanso.
Rió un poco.
—Como dije, las cosas han cambiado.
Mira.
Apuntó con un dedo al horizonte y
unos fuegos multicolores estallaron en el cielo iluminándonos. Mis ojos se
dilataron de emoción y casi no me di cuenta que Chase se había acercado más.
—¡Qué lindo!
—No sé por qué pero pensé que te
gustaría, lo conseguí para ti.
Otra vez el temblor en mi estómago.
—Gracias—susurré.
Chase estaba muy extraño esta noche.
Sospechosamente amable, sospechosamente ¿ROMÁNTICO?
—Meg— me llamó y yo volteé el
rostro en su dirección sin esperar más nada.
¡Y PUM! ¡PASÓ!
Sus labios presionaron los míos muy
suavemente. Sólo una vez, sólo un roce y mi estómago estaba casi
convulsionando, mi primera reacción fue quedarme quieta, luego mis mejillas
ardieron casi tan fuerte como quemaduras de sol. Sentía que iba a estallar en
un montón de retazos de papel de colores. El beso de Chase me dejó avergonzada
y feliz a la vez. ¿Cómo es esto posible?
El echó a reír disfrutando el
momento y yo oculté mi rostro sobre mis rodillas. Luego de unos segundos en los
que la tensión reinó entre nosotros, fue el quien rompió el silencio.
—No acostumbro a robar besos. Por
lo general soy yo quien los recibe.
La sangre me ardió, ¿TENÍAS QUE MATAR EL MOMENTO?.
—Presumido.
—Por la cara que pusiste parece que
no me salió tan mal.
—¡Ya basta! ¡Deja de jugar conmigo!
Ambos sabemos que sólo estás jugando.
Se puso muy serio repentinamente.
—¿Jugando?— preguntó molesto. —Meg,
debes estar ciega para no darte cuenta que me importas, como nunca nadie me ha
importado.
Bajé la vista y me quedé en
silencio. ¿Qué más podía hacer? ¿Es esta una confesión de amor al estilo Chase
o qué?
—Lo siento. No quise decir que no
fueras serio.
Exhaló con pesar.
—Sé que tienes motivos para creer
que soy un idiota. Pero voy a demostrarte que no lo soy. No todo el tiempo.
Me tendió su mano y me llevó de
regreso a la fiesta. Las cosas iban bien hasta que el molesto Zigmund apareció
de nuevo.
—Meg. Aun tienes que bailar
conmigo— estaba listo para tomarme del brazo y llevarme con él a la pista de
baile, pero Chase se lo impidió.
—Ella no va a bailar contigo.
—¿Quién te crees Chase, su perro
guardián?
—No, pero la mantendré alejada de
ti siempre que pueda.
—No creo que dures demasiado en
esta batalla “Chazz”.
Y felizmente se retiró.
—¿Qué fue eso Chase? Parecía que
ustedes habían peleado antes por algo.
Chase pareció molesto y luego
volvió a sonreírme.
—Eso no importa ahora, vamos a
divertirnos.
Nos unimos a Ian y Dorothy,
sacudiendo el esqueleto como mejor nos salía. Pero que más daba, nos
divertíamos de verdad. No podía sacar de mi mente lo que pasó con Chase, el beso,
lo que dijo, cómo me defendió de Zigmund. Acaso…. No, ¿Tú crees? ¿En serio?
¿Podría ser que le guste a Chase? O_O
/**/*/*/*/*Continúa el próximo sábado! :)
Hola, esta interesante tu blog, me gusta la tematica -w-
ResponderBorrarEspero el dia 14 para leerlo.
Gracias Carlos ^^ se publica este sábado =)
BorrarXD A esa Meg le falta un poco de sentido.... CHASE ESTA L-O-C-O DE AMOR POR ELA!!! XD me sacan de quicio estas cosas tan lindas. Se lo mostrare a una amiga que seguramente le encane :D
ResponderBorrarjeje gracias, Sí a la pequeña Meh le cuesta un poco darse cuenta pero poco a poco lo logrará :D
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